Convengamos que el líder es la persona que es capaz de mover las masas, al motivar a los demás en seguir su lineamiento, pero antes de establecer direcciones, tiene que ser capaz de ser el líder y señor de sus propias decisiones. Nace de un trabajo bastante personal y con una vida marcada por la disciplina y en la búsqueda de objetivos claros. Dentro de los ambientes fértiles en que se gestan estas personalidades se encuentran: el ascetismo religioso, el trabajo encaminado en el rigor, la figura de un padre en la familia, y el ejército. Estos 4 ambientes no existen en Latinoamérica: no hay ascetismo religioso debido por supuesto, a la hegemonía del catolicismo; la disciplina en el trabajo prácticamente es nula, porque no hay conciencia de cumplir horarios, y de que el trabajo productivo no es lo mismo que la cantidad de horas en el trabajo sino la ejecución de objetivos concretos; nuestra sociedad actual, es difícil hallar una familia bien constituida, dejando a la mujer con todas la responsabilidad del manejo del hogar y la educación de los hijos, lo cual, muchas veces dificulta a las personas a que tengan una formación clara en lo que es tener una familia y llevar las directrices que tiendan a la subsistencia del llamado núcleo fundamental de la sociedad, siendo testigos de que una sola persona acumula toda la responsabilidad de todas las decisiones dentro del hogar, y resulta complicado que entienda que el ser líder también implica delegar en otros responsabilidades .
En nuestra sociedad chilena, los grandes focos donde emerge el liderazgo son las empresas y el Estado, ambas instituciones representan el poder al ser protagonistas de las grandes decisiones. Sin embargo, existe una debilidad clara en ambas instituciones en alcanzar un liderazgo pleno, donde en ocasiones han tenido que acudir a otra institución, que se ha mantenido a lo largo de la historia, pero todavía mantiene autoridad y un factor preponderante,
Ante esta escasez de liderazgo es natural que emerja un tipo de liderazgo que se justifica en una situación de crisis en un determinado contexto histórico: el líder populista principalmente gestado en tiempos que reinaban las problemáticas agrícolas caracterizado por las migraciones del campo hacia la ciudad. De manera “de ganarse el cariño de las personas” con poca preparación educacional, los seduce con regalos logrando establecer verdaderos compromisos con sus futuros votantes, teniendo una vía rápida al acceso al poder. El problema radica en la falta de visión de futuro lo que conlleva en el largo plazo al abismo de una sociedad, debido al derroche efectuado en lo económico siendo incompetente para mirar metas que tiendan al progreso y a un desarrollo sustentable. Lamentable en Latinoamérica hay tendencias que el populismo crezca. En el caso de nuestro país este fenómeno no va en aumento debido a la relativa tranquilidad amparada en la institucionalidad.
El desafío es establecer mecanismos para que en el futuro exista cada vez más lideres en los diferentes ámbitos: lideres en la empresa, lideres de opinión, en lo político, lo deportivo, y en el ejército. Cabe señalar que este tema hay una especial vinculación con el uso de los espacios públicos para manifestarse, lo cual tiene como primer eslabón que las personas hagan uso de su derecho de asociarse de manera responsable, lo que por supuesto parte en con la integración, elemento que muchas veces no están en nuestros jóvenes, que llevan el yugo de ser los que infundan nuevos aires a la sociedad. Hay tendencias a la apatía e indiferencia frente a lo que sucede en el país, con justa razón, porque muchas veces no hay mecanismos de apoyo que estimulen y fortalezcan sus habilidades y su creatividad en las áreas: de la ciencia, el humanismo y el arte. Iniciativas como competencias de debates y de concursos de robóticas deben ser más abundantes, y debe ser apoyado por todos los actores de la sociedad, como municipalidades, grupos de vecindario, colegios y Universidades.
Finalmente, al concluir este artículo nos gustaría terminar la idea de que el líder es la persona que es dueño de su propias decisiones, sabe encaminar sus acciones a un objetivo claro y concreto, lo cual, destaca por su disciplina y sobre todo la consecuencia frente a lo que dice y hace, y eso crea que genere una concertación de personas que estén dispuestos a trabajar con él. Sin ser el más inteligente, tiene una especial intuición de emprendimiento, rodeándose de las personas más idóneas, ya que conoce de sus propias limitantes y de los diferentes problemas, y para ello, busca soluciones: fija metas al corto y al largo plazo, delegando en personas con más experticia las funciones más específicas. Tal vez, me faltaron características en este intento de definir la figura del líder, pero es importante que existan personalidades atractivas que nos den un ejemplo y la suficiente motivación para seguir adelante, y si eso no ocurriese, en uno mismo siempre está dormido un líder que está esperando despertar.
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